La escuela educativa y el aprendizaje relevante
Ángel Pérez Gómez
El ser humano individual y colectivamente CONSTRUYE significados según sus intereses y posibilidades de discernimientos y comprensión. Cada ser humano nace en un espacio y un tiempo y sobre todo en un contexto CULTURAL concreto que se transmiten de generación en generación en forma de relatos, narrativas, mitos, tabúes, ideologías que potencian como limitan las expectativas de desarrollo de los individuos.
La socialización es el proceso mediante el cual los individuos pertenecientes a una sociedad o cultura aprenden e interiorizan un repertorio de normas, valores y formas de percibir la realidad, que los dotan de las capacidades necesarias para desempeñarse satisfactoriamente en la interacción social con otros individuos de ésta.
El proceso de socialización es la herramienta central para que las nuevas generaciones incorporen las adquisiciones acumuladas durante el proceso de humanización de la especie, es decir, las características más humanas y amables.
Entiendo por educación al proceso por el cual ofrecemos la oportunidad a cada individuo de forma aislada y/o cooperativa de cuestionar el valor antropológico de los influjos que ha recibido en el proceso de socialización. Es decir, la oportunidad de conocer y cuestionar el origen, sentido y valor de los significados que forman sus modos de pensar, sentir y actuar.
El proceso educativo implica la aceptación y el reconocimiento del carácter contingente de los significados construidos por la comunidad humana en cualquier tiempo y en cualquier espacio, tenemos la necesidad de reconstruir de forma permanente los significados y los ejes de sentido a la luz de los nuevos descubrimientos, experiencias y creaciones de los seres humanos.
Los significados compartidos que componen la cultura se alojan tanto en las instituciones, costumbres, objetos y forma de vida como en las representaciones mentales que elaboran los individuos y grupos.
La cultura es tan respetable como cuestionable, son imprescindibles porque el ser humano las necesita para poder sobrevivir porque nos potencias como nos limitan.
Los significados universales, al ser construcciones subjetivas y contingentes admiten múltiples interpretaciones. Por eso, los procesos educativos se convierten en procesos permanentes de indagación, reflexión y experimentación en entornos de comunicación.
Lo que falta es poner en el centro de nuestro enfoque el proceso de construcción de los significados humanos, su calidad y relevancia para ayudar a que los individuos vayan construyéndose como sujetos autónomos, formando de manera consciente y razonada sus modos particulares de interpretar la realidad y de actuar en ella.
La calidad de los significados que los seres humanos adquieren es la clave de su desarrollo satisfactorio.
El quehacer de la escuela ha de correr parejo a la evolución del contexto social y a los procesos de socialización que rodean el crecimiento de cada generación, si se quiere preparar a ciudadanos autónomos.
Los influjos socializadores imponen intercambios espontáneos o intencionales en la cultura ofreciendo la oportunidad de que cada individuo construya de forma crítica, cuestionando e interrogando el valor de los influjos que ha recibido.
Los retos actuales de los sistemas educativos que coinciden con las finalidades básicas de la sociedad:
1. Favorecer la cohesión social mediante el incremento de la igualdad de oportunidades entre los individuos que componen la comunidad social.
Conviene destacar el aumento de la heterogeneidad de personas, situaciones, intereses, expectativas, actitudes y capacidades en el aula y la escuela. Gadner afirma: “ El peor que ha cometido la escuela en los últimos siglos es tratar a todos los niños y a todas las niñas como si fuesen variantes clónicas de un mismo individuo y así justificar la enseñanza de las mismas cosas, de la misma manera y al mismo ritmo a todos los estudiantes.”
No solo no somos idénticos los seres humanos, sino que la riqueza de la vida social en la diversidad de habilidades, conocimientos, intereses y motivaciones de los sujetos. Por eso, el docente cuando presenta un tema lo puede hacer de diversas maneras partiendo de sus capacidades y aprovechando sus puntos fuertes. La mayoría de los individuos tenemos este espectro de inteligencia. Cada una desarrollada de cierto modo y a un nivel particular, producto de la interacción del entorno y de la cultura imperante en su momento histórico.
Desarrollando estas inteligencias el alumno tendrá capacidad para:
Ø Resolver problemas cotidianos
Ø Generar nuevos problemas
Ø Crear productos
Esto favorece en:
Minimización de los problemas de conducta
Incremento de la autoestima en los alumnos
Desarrollo de las habilidades de cooperación y liderazgo
Enorme aumento del interés y de la dedicación al aprendizaje
Incremento de un cuarenta por ciento en el conocimiento
Presencia permanente del humor.
La escuela debe afrontar el reto de atender y favorecer el desarrollo de la diversidad de identidades de los estudiantes, estimulando el respeto a las diferencias y valorando la riqueza de la diversidad como condición de convivencia y progreso.
Se requiere una escuela diversificada, flexible y comprensiva, con una metodología sensible a los ritmos diferentes de cada individuo donde lo importante es el trabajo singular de cada aprendiz que el docente tiene que aprender a diseñar, estimular y valorar.
2. Promover la construcción de la identidad subjetiva de los ciudadanos, de modo que puedan comportarse con autonomía y responsabilidad en los intercambios sociales, personales y profesionales.
Se requiere renovar el contenido de lo que se hace en la escuela y en el aula teniendo en cuenta las características que anteriormente hemos destacados de la sociedad contemporánea.
La educación se relaciona más que nunca con el desarrollo de la mente que aprende. Las escuelas deben procurar la formación de las nuevas generaciones para un mundo en el que el futuro impredecible requiere capacidad de adaptación, iniciativa, creatividad y tolerancia a la ambigüedad y a la incertidumbre.
La enseñanza educativa puede entenderse como un proceso de comunicación humana que tiene la intencionalidad de provocar la reconstrucción y el enriquecimiento conscientes de la forma de pensar, sentir y actuar que el estudiante ha incorporado a lo largo de su vida. Para acercarse a este propósito debemos trabajar con los significados que realmente influyen en el grupo de clase, de los significados que los alumnos traen a sus intercambios académicos desde su experiencia cotidiana anterior y paralela a la escuela y de los significados que generan como consecuencias de sus vivencias en la institución escolar, compartiendo experiencias de aprendizaje en contacto con el conocimiento crítico.
La función educativa de la escuela requiere autonomía e independencia.
La tarea educativa de la escuela se propone a la utilización del conocimiento y la experiencia para favorecer el desarrollo consciente y autónomo en los individuos de modos propios de pensar, sentir y actuar.
Con este propósito, los individuos reconstruirían progresivamente y de manera reflexiva sus modos de pensar, sentir y actuar, su cultura experiencial; el currículum y la obsesión academicista deben sustituirse en la escuela actual por un currículum basado en problemas y organizado en proyectos de trabajo, interpretación y experimentación.
La enseñanza no es básicamente un medio para conseguir los objetivos establecidos sino es el espacio donde se realizan los valores que orientan la intencionalidad educativa que se debate y se decide en la comunidad social y en la propia aula. En este espacio de vivencia de la cultura, la actuación del docente es siempre un acto de creación, apoyado en el conocimiento y experiencias.
Cada estudiante y cada grupo han construido y siguen construyendo sus propios esquemas de interpretación de la realidad. Por eso, el docente ha de actuar como investigador para poder resaltar su situación en el aula.
No obstante, el profesor no puede sustituir el proceso de creación y comunicación de significados, intereses y expectativas alagando la superioridad de su conocimiento y experiencia. La virtualidad educativa de la intervención del docente reside en su capacidad para potenciar la participación activa de los individuos y los grupos en la elaboración de sus propias estrategias de aprendizaje intercambiando entre ellos y de interacción con la realidad y con el conocimiento público y crítico. La interacción del docente se encamina a desarrollar la capacidad de aprender a aprender, es decir, que la educación educativa no podrá estar dirigida a la transmisión de conocimientos y de informaciones sino a desarrollar la capacidad de producirlos y utilizarlos.
El concepto de utilidad se relaciona con el concepto de sentido, ambos aspectos co-implican en el aprendizaje relevante. Es útil aquello que tiene sentido para clarificar y afrontar los problemas básicos de la vida de los individuos, para ampliar sus horizontes de conocimientos, sensibilidades y afectos. El ser humano aprende de forma relevante lo que considera útil para sus propósitos.
La denominada cultura popular o de masas ha de formar parte de los contenidos y problemas que se trabajan en la escuela como puente, andamiaje y motivación para el intercambio intelectual, como objeto de disfrute tanto como de debate y crítica.
Cuanto mayor sea la obsesión por imponer un estilo academicista al aprendizaje infantil mayor será la distancia y la deserción de aquellos que no encuentran en su contexto familiar y cercano ningún apoyo ni estímulo para el mismo. No podemos olvidar que los grupos sociales más desfavorecido probablemente sólo en la escuela encuentran el espacio para vivir y disfrutar la riqueza de la cultura intelectual.
Si los conocimientos científicos o culturales no sirven para provocar la reconstrucción del conocimiento y de la experiencia de los alumnos, pierden su virtualidad educativa.
Cuando en la escuela se imponen contenidos que el alumno no entiende su significado consigue yuxtaponer en su memoria dos cuerpos organizados de conocimiento:
A. El conocimiento sigue teniendo valor decisivo en su vida cotidiana, porque lo utiliza y le sirve para manejarse con relativo éxito en sus intercambios (memoria semántica experiencial)
B. El conocimiento valorado e impuesto en la escuela, le sirve en este contexto peculiar para resolver con éxito las pruebas que allí se le requieren.
La escuela ha de formar parte de un proceso continuo de reflexión compartida, de experimentación y creación y de crítica abierta y plural.
La escuela debe saturarse de personajes, contenidos, códigos, actividades y productos de la vida intelectual más rica de la comunidad humana. Artistas, científicos, literatos, filósofos, artesanos, agentes sociales y culturales, deben estar presentes en la escuela como el patrimonio más valioso de la cultura crítica de la comunidad que se trabaja e intercambia en la escuela.
Para aprender de forma relevante los contenidos más significativos de la cultura intelectual, es necesario que en la escuela se viva y no sólo se aprenda dicha cultura.
No se aprenden los contenidos al margen de la vida sino se aprenden porque forman parte de la vida cultural de la escuela y porque son útiles para poder participar en los intercambios vitales de dicha cultura.
Sólo la vivencia en la escuela de una cultura más elaborada puede atrapar y entusiasmar a los individuos. Los estudiantes se sumergen en redes de intercambio de significados y experiencias para entender e intervenir en la realidad, compartir la belleza, la búsqueda del conocimiento y la construcción de una convivencia más satisfactoria.
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